dancing entre adversidad

Entró en la sala y todo se pausó, todos le miraron casi avergonzados por haber empezado a olvidarle, le creyeron muerto y hacía tiempo que el volverá ya no aparecía en la conversaciones concernientes a su ausencia, él no miro a nadie, solo anduvo lentamente bajo la atención silenciosa de los ojos de un público que no se reía, que no agradecía, que sólo se preguntaba... qué carajo?

Hola a quién esté, hace tiempo que no paso por aquí, que bueno ver que todo sigue en su sitio.

Ultimamente ando medio a malas con algún retal de mi pasado y me devano los sesos preguntándome como lidiar con él, no está en mi naturaleza la ruptura abrupta o las sentencias con poca explicación que son titulares y duelen, soy de los que para las malas noticias pone una sonrisa o se viste de empatia, sólo porque de otro modo es a mi a quien daño sin evitar el dolor del otro, me convierto en daño colateral, algo que me parece bastante inútil.

Esta vez temo incluso que me quieran dañar, me pregunto ¿Qué hacer entonces?, ¿Hasta dónde debemos practicar las verdades? preguntaba el poeta. Cuando la frustración por una pérdida se torna agresividad, ¿Hay que responder con agresividad? Mi respuesta natural es nunca. ¿Qué ocurre con lo que se puede esconder tras la defensa propia?, ¿Qué hay del desprecio que supone ignorar al que reclama?

Cuando las respuestas no son fáciles, comprendo al menos que las preguntas son importantes.

dulcearoma, el que promete volver y sólo vuelve cuando ya no se le espera. Saludos!
Nadie ni nada detendrá mi baile! Potoliu invencible, recuerden.