durante el día de hoy pensé que el hombre busca la felicidad siempre lejos, tan lejos que no le permite ver que yace a sus pies, tan tan cerca está que casi hay que alejarse un poco para verla, y hay que buscar por dentro y no por fuera...
...y ni la religión, ni el dinero me pueden ofrecer la felicidad que hoy experimenté.
Esta mañana, con el aire frio y el sol bañándolo todo, el aeropuerto parecía un lugar perdido, con gente perdida, un lugar tranquilo por extraño que parezca. Todo permanecía bastante inmovil y a pesar de no estar al 100% de mi salud, arrastro un duro resfriado, me sentía muy bien y me costaba detectar alguna molestia, el absoluto parecía reposar.
En un momento de esa deliciosa mañana, mi madre, con quien trabajo, decidió dar una vuelta al parking y controlar que todo estuviera bien y revisar plazas libres, tenemos una motito electrica para estos menesteres y allá iba la vieja en la motito al sol, a 20 km/h, con su chalecón enorme de la empresa y su diminutez chiquitita sobre tres ruedas...
...la amalgama de sentimientos, ternura, amor, paz y tranquilidad que sentí en ese momento, brotó tan espontáneo, tan firme, tan natural como una flor, me sentí tan tan feliz, que siento que ya no puedo volver atrás, que ya soy rico, que no hay más éxito en la vida que sentir eso.
Debemos iniciar una revolución de amor desde nosotros mismos, hoy escuché en la radio, maravilloso invento, que hay que reir, que la risa es el enemigo del miedo, y el miedo el sustento del poder.
Quisiera escribir más y más, pero poco más es lo que quiero decir, Saludos, riendo y amando, dulcearoma.
