martes, 19 de junio de 2007

Cualquier noche de verano

Hola!

Llevo unos meses viviendo en casa de mi hermano, en una urbanización en medio de la montaña. Me ducho y por la ventana veo y me ven miles de arboles enormes, he llegado a divisar una ardilla de rama en rama mientras el champú me caía por la cara... con agua fría... porqué?

Porque la casa de mi hermano lleva dos años sin gas, es decir sin agua caliente... porqué?

Porque la promotora y la constructora y ya no sé qué entidad más no quisieron hacer bien el trabajo y mediante ciertas medidas de presión obligar a mi hermano a asumir unos costes que no le correspondían, casualmente eran costes que correspondían a estas entidades... esto fué ocurriendo con promesas de "la semana que viene" "en 15 dias" y cosas así, mientras ellos por la noche llegaban a sus casas con calefacción y duchas que pintan el baño de vapor.

Un día le comenté a Gervi que podíamos llamar en plan gangster y hablar de demandas, de juicios, de abogados y de daños y perjuicios y... están arreglándolo todo. Me pregunto qué le pasa a la gente que exige a la demás gente que se ponga de malas, sin necesidad. ¿Es posible que alguien ame la maldad? (Si, lo es, lo se, pero aún me lo pregunto)

Por contra, en la casa de enfrente viven Juanjo y Cris, y su hija Fanny. Esta maravillosa gente ofreció a mi hermano su ducha desde el principio, nos invitan a comer a su casa y cuando Gervi estaba de viaje, Cris entraba y limpiaba la casa, daba de comer a los perros y hacía la colada, ahora nos ayuda a hacer la compra y nos apoya en toda la gestión de la casa... fuera de la familia consanguínea, no conozco a nadie, ni lo recuerdo, que haya ayudado tanto, tantísimo a mi hermano... es algo impresionante. Desde el primer día ella le dió una copia de las llaves de su casa y le dijo: "Entra cuando quieras, para lo que necesites" Él, le dió una copia de las llaves de la casa donde ahora vivo.

Son muchas ya las mañanas que compartimos y esa relación de puertas abiertas de mi casa es tu casa y viceversa y así transformando la calle en la que vivimos en la casa de todos... algo único que no había logrado encontrar nunca... cosas así me devuelven la fe en la condición humana.

Ultimamente hago las entradas demasiado largas, tal vez esté mermando mi capacidad de sintesis, nada preocupante mientras no merme la capacidad de apreciar la vida.

Besos, desde hoy, Juanjo, Chan y Fanny... nuevos inquilinos en nuestra posada.


Saludísimos, dulcearoma. Cualquier noche de verano, cualquier mañana.